miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Qué indican los datos macroeconómicos?

Bruselas admite que España controla mejor la deuda que la eurozona
La Comisión Europea y el FMI mejoran las expectativas de la economía española, y se acercan a las últimas que ha realizado el Gobierno
ANDREU MISSÉ - Bruselas - 06/12/2010

Bruselas reconoce en sus últimas previsiones que España está logrando un mejor control de la deuda pública que la zona euro y mejor de lo que había pronosticado hace un año. El endeudamiento público español se situará en 2011 en el 69,7% del producto interior bruto (PIB), cuatro puntos menos que lo previsto hace un año por la Comisión Europea, y 17 puntos por debajo del promedio de la zona euro, que escalará hasta el 86,5%.
La UE reconoce ahora que el PIB solo caerá el 0,2% este año
El desempleo y el coste de la deuda bancaria, principales lastres
Al mismo tiempo, España está reduciendo el déficit corriente a marchas forzadas lo que también contribuirá sin duda a adelantar su salida del túnel de la crisis.
El desequilibrio exterior pasará del 9,6% en 2008 al 3,8% en 2011, una reducción superior en un punto a la prevista por los analistas comunitarios hace un año.
El déficit por cuenta corriente se situará este año en unos 50.000 millones de euros, menos de la mitad que el registrado en 2008.

Las mejores previsiones económicas son siempre las del pasado. Bruselas reconoce ahora que la economía española caerá en 2010 sólo el 0,2%, (asumiendo la previsión del 0,3% del Gobierno), una baja bastante más moderada que el 0,8% que había pronosticado hace un año. También el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha corregido el tiro. Hace un año su previsión de España para 2010 fue de una caída del 0,7%, pero que el pasado octubre redujo al 0,35%. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo, (OCDE), sin embargo, mantuvo invariable su previsión de hace un año de una caída del 0,3%.

Según las proyecciones de la Comisión de la semana pasada, a partir del cuarto trimestre de 2011, España crecerá al mismo ritmo que la zona euro (al 0,4% trimestral y seguirá al 0,5% en 2012). El FMI apuntaba el pasado octubre más lejos indicando que a partir de 2013, España crecerá a una velocidad mayor que la de Alemania, Francia e Italia. Vale la pena destacar dos datos de las previsiones para 2012 del último análisis de la Comisión Europea: La construcción (que aportó un 12% al valor agregado total de la economía en 2006) tendrá por primera vez un crecimiento positivo después de la crisis, mientras que la inversión en bienes de equipo crecerá un 6%, superior a la de la Unión (5,6%).

En la mejora de la coyuntura ha influido de manera decisiva la reducción del déficit público a un ritmo mucho más acelerado que el previsto por Bruselas. La Comisión se ha ido acercando progresivamente a la senda del Gobierno que para 2011 había previsto un déficit público del 6%. Hace un año Bruselas pronosticó un desequilibrio de las cuentas públicas españolas del 9,3%, que luego fue corrigiendo sucesivamente al 8,8% y finalmente al 6,4%.

El control de la deuda pública permite a España mantener una considerable distancia de países más atacados por los mercados. Para 2012, el endeudamiento de España alcanzará el 73%, del PIB, muy alejado del de Grecia (156%); Italia (119%); Irlanda (114%) y Bélgica, (102%). Y también por debajo de Portugal (92%); Francia (89%); Reino Unido (86,6%) y Alemania (75,2%).

Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff han analizado la fuerte vinculación entre el endeudamiento público y las perspectivas de crecimiento. En un reciente estudio señalaban que las economías con un endeudamiento superior al 90% del PIB tienden a crecer mucho más lentamente. En el caso de las economías avanzadas el crecimiento puede ser hasta dos puntos menos que el de las economías con una deuda inferior al 30%. El menor endeudamiento de España implica un menor coste en intereses. Bruselas indica que este año el coste de los intereses de la deuda supondrá el 2% del PIB en España, frente al 2,9% de la zona euro, 4,6% en Italia y 3.5% en Bélgica.
En consecuencia, España puede dedicar más recursos a inversión pública (4,1% del PIB), mientras que la media de la zona euro se situará este año en 2,6%.

La mejor solvencia del sector bancario español en relación con la media europea ha quedado patente con los datos publicados la semana pasada por el vicepresidente de la Comisión y responsable comisario de Competencia Joaquín Almunia. Los recursos totales empleados en España (la mayor parte garantías para asegurar la liquidez) han ascendido a 334.000 millones, bastante menos que en Reino Unido (850.300); Irlanda (723.310); Dinamarca (599.000); Alemania (592.000) y Francia (351.000).
Las diferencias son mucho mayores si se compara el capital realmente inyectado.
Esta mejora de las expectativas no contribuye sin embargo a resolver los dos principales problemas del país, el desempleo, que seguirá creciendo en 2011, impulsado por el aumento de la población y el endeudamiento exterior público y privado que ascendía a 1,7 billones de euros, (169% del PIB) y el 33% de la deuda total en 2009, según el trabajo de Costas Lapavitsas La eurozona entre la austeridad y la suspensión de pagos. La pesada carga de la deuda bancaria (1,6 billones) y la de las empresas (2 billones) es muy superior a la pública 80,6 billones), y el volumen del desempleo son sin duda elementos que inquietan a los inversores.
En resumen: nada nuevo bajo el sol

I+D+i en España

La innovación cae en España un 11,5%
Solo un tercio de las empresas con 10 o más empleados fueron innovadoras entre 2007 y 2009, según los datos del INE EL PAÍS - Madrid - 01/12/2010

El gasto en innovación tecnológica descendió un 11,5% en 2009 respecto al año anterior, situándose en 17.637 millones de euros, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sólo el 33,9% de las empresas de 10 o más asalariados fueron innovadoras en el período 2007-2009, incluyendo en este capítulo no sólo las innovaciones tecnológicas, sino también las organizativas y de comercialización. Si se restringe el capítulo a innovación de productos o de procesos, el porcentaje de las empresas innovadoras se reduce al 20,5%, o una de cada cinco. El porcentaje se eleva al 22,9% si se consideran las empresas con innovaciones tecnológicas en curso o no exitosas.
Según la Encuesta sobre Innovación en las Empresas, presentada por el INE para 2009, es el sector de telecomunicaciones el que tiene el mayor porcentaje del total del gasto en innovación tecnológica, con un 11,9%, seguido del sector servicios de I+D, con un 9,5%. y el de transportes y almacenamiento, con un 9,2%. En el análisis por rama de actividades, destacan las empresas farmacológicas. ya que un 75,1% de ellas son innovadoras, así como las químicas (un 60,1%); en servicios están a la cabeza las empresas de I+D (un 77,9% son innovadoras) y las de información y comunicaciones (43,6%).
Por comunidades autónomas, las empresas con mayor gasto en innovación, en 2009, fueron las de la Comunidad de Madrid (con un 38,8% del total del gasto), seguidas de las de Cataluña (19,8%) y las del País Vasco (10,1%). Por la cola, están Canarias (0,65% del gasto), Cantabria (0,58%), la Rioja (0,37%), Extremadura 0,29%), Ceuta (0,02%) y Melilla (0.01%). En cuanto al mayor crecimiento registrado en 2009 respecto a 2008, destacan Aragón y Castilla y León.
El INE especifica que se definen como actividades innovadoras "toda clase de actividades científicas, tecnológicas, de organización, financieras y comerciales, incluyendo la inversión en nuevo conocimiento, que conducen real o potencialmente a la puesta en marcha de innovaciones". Se distinguen así, dos tipos de innovaciones: las tecnológica y las no tecnológicas, de manera que las segundas "comprenden los nuevos métodos de comercialización de productos (bienes o servicios), o nuevos métodos de organización de las prácticas de negocio".
Según el Marcador Europeo de Innovación, elaborado por la Comisión Europea, España ocupa el puesto 17 de la UE de los 27 en cuanto a innovación en 2009 (en la tabla elaborada con 29 marcadores), y es uno de los países innovadores moderados, tras el grupo de los líderes de innovación y el de los seguidores, y sólo por delante de los de alcance.
El mismo día en que el INE ha presentado los datos de innovación, la multinacional de consultoría Altran ha dado a conocer su Indice Altran de Potencial Innovador, con la presencia en el acto del secretario general de Innovación Juan Tomás Hernani, del Ministerio de Ciencia e Innovación. Según Altran, "España es el país que mejor avance registra entre 2005 y 2010"; el índice "mide la capacidad innovadora y tecnológica de Europa".
"Los resultados obtenidos por España en este índice son el reflejo de las medidas adoptadas y del esfuerzo inversor en I+D+i por parte del Gobierno en los últimos cinco años, que ha permitido prácticamente duplicar el potencial innovador", ha dicho Hernani acerca de los datos presentados por Altran. "Pero al mismo tiempo, muestra la necesidad de establecer y mantener en el tiempo políticas que impulsen a nuestro país a situarse en los primeros puestos, objetivo principal de la Estrategia Estatal de Innovación".
En 2010, según Altran, Suecia, Finlandia y Dinamarca encabezan el índice como países con mayor capacidad de innovación, al igual que lo hicieron en 2005. España está en el puesto 12 de la lista, y "representa uno de los principal avances, ya que casi dobla su valor del índice Altran en 2010 respecto a 2005, (pasando de un valor de 0,24 a 0,47).


Ciencia deja sin gastar uno de cada tres euros del presupuesto para I+D
El recorte global de las partidas para investigación será del 8,4% el año próximo
ALICIA RIVERA - Madrid - 27/11/2010

La I+D española no solo sufre los ajustes presupuestarios, sino que además tiene partidas sin utilizar. La ciencia y la tecnología, incluidas actividades civiles y militares, sufrirán el año próximo una reducción de la financiación de un 8,4% respecto a 2010, según el proyecto presupuestario, lo que se acumula al 5,5% de recorte de este año respecto a 2009. "Esto entierra definitivamente la etapa de crecimiento del gasto en I+D+i de la anterior legislatura", señala un análisis sobre la política de investigación realizado por CC OO a partir de datos oficiales.
España partió de un retraso en este ámbito respecto a los países más desarrollados, "atraso que se corrige muy lentamente y, al ritmo actual, la convergencia con Europa tardará aún muchos años", advierte el estudio. Igualmente se aleja el ansiado cambio del modelo productivo.
Pero las grandes cifras del presupuesto difuminan la situación real del gasto público en I+D: en 2009 sólo se utilizó el 79% de los 8.405 millones de euros (sin contar los organismos públicos de investigación y las agencias) aprobados para investigación en distintos departamentos, con lo que quedaron sin ejecutar 1.730 millones de euros, en su mayor parte préstamos dirigidos a las empresas, puesto que los científicos no pueden endeudarse. Especialmente baja fue la utilización de los fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación que, en 2009, "dejó de ejecutar uno de cada tres euros de los que disponía, mientras que el nivel del Ministerio de Industria fue muy superior".
Los cinco departamentos con competencias de I+D+i muestran diferentes resultados de utilización de sus recursos en 2009: Ciencia e Innovación, 67%; Industria, 95%; Defensa, 98%; Sanidad, 81%, Educación, 90%. El bajo porcentaje del departamento que dirige Cristina Garmendia se debe, sobre todo, al gran peso del capítulo de préstamos, cuyo alto volumen ha servido para presentar datos absolutos de inversión elevada pese al recorte de ayudas directas. Dentro del mismo ministerio, los programas de subvenciones para la ciencia y los organismos de investigación rondaron una ejecución del 90% o mayor.
"Las cifras absolutas, tanto en 2009 como en las previsiones de 2010, suponen alcanzar los niveles más altos nunca registrados de volumen de créditos utilizados, pero la provisión ha sido superior a la demanda de empresas y comunidades autónomas", dijo un portavoz de Ciencia. "Nuestra decisión es ir sustituyendo las subvenciones por préstamos en el I+D empresarial". Hay que destacar que en el proyecto presupuestario para 2011, Ciencia e Innovación sufre un recorte notablemente inferior (casi el 4%) a la media de la caída global de I+D+i (8,4%). Será Industria el departamento que soportará el grueso -dos tercios- de la caída el año que viene.
El análisis de CC OO aporta una perspectiva de la evolución del esfuerzo gubernamental en I+D. Entre 2004 y 2008 se constató un avance muy notable, pero ya en 2009 se frenó, y en 2010 han llegado las fuertes reducciones, que se acentúan en las cuentas de 2011. Pero al desglosar las cifras de los años de vacas gordas emergen datos más moderados de la trayectoria seguida. Desde 2004 hasta ahora, el capítulo de préstamos ha aumentado un 127%, mientras que las ayudas directas a la investigación han crecido un 56%. En 2011, el 61% de los fondos de I+D+i son gastos financieros, pero su cuantía total cae el 9,6%.
El empleo científico bajará un 6,2%
Los Organismos Públicos de Investigación (OPI) dependientes del Ministerio de Ciencia e Innovación, perderán, con los presupuestos de 2011, un 6,2% de sus trabajadores, pasando de 4.716 en este año a 4.423 el próximo (excluido el CSIC), según el análisis de los expertos de Comisiones Obreras. Esta reducción se debe, sobre todo, a que no se cubren las plazas de quienes se van jubilando; y el descenso de personal afecta tanto a los funcionarios como a los trabajadores con contratos laborales fijos y, en menor medida, entre los laborales eventuales.
En el CSIC, el mayor organismo de investigación en España, con casi 140 institutos y centros, y más de 7.000 trabajadores, la situación se presenta dramática porque, con el proyecto presupuestario, solo se convocarán 100 plazas en 2011, pese a que la tasa de jubilación actualmente es alta.
El Ciemat pasará el año que viene de 1.161 trabajadores a 1.099, es decir, una disminución del 5,3%, que es algo inferior al 7,2% del Instituto de Salud Carlos III, que pasará de 1.113 a 1.033 en 2011.
Ante esta situación, Comisiones Obreras pide medidas efectivas para "la recuperación de las plazas amortizadas [en los organismos científicos], ya que la investigación es un sector prioritario", así como eliminar la precariedad temporal de los trabajadores e incentivar el crecimiento y rejuvenecimiento de las plantillas.
Entre 2009 y 2011, los fondos públicos dedicados a los OPI (excluyendo la autofinanciación del CSIC), cae de 1.242 millones de euros a 1.003 millones. "Por ahorrar menos de 240 millones anuales (el 10% de lo recaudado con el derogado Impuesto sobre Patrimonio) o una nimiedad comparado con los miles de millones despilfarrados con el Plan E y similares, el Gobierno está poniendo en serio peligro la continuidad de todos los OPI, condenándolos a la inactividad y obligando a que se despida o no se renueven los contratos y becas a cientos de trabajadores ligados a la investigación", advierte CC OO.

Editorial El País 28-11-2010

Esta es una crisis genuinamente americana, pero hace tiempo que tiene en Europa su principal escenario. Los daños reales -contracción del crecimiento del PIB, elevación del desempleo y elevada tasa de mortalidad- son ya superiores a los sufridos por la economía estadounidense. Las perturbaciones financieras, aun cuando no hayan originado quiebras bancarias tan numerosas y aparatosas como las que han tenido lugar en aquella economía, llevan camino de complicar de forma muy significativa la vida entre las economías que comparten moneda y la propia dinámica de perfeccionamiento de la integración europea.
Las economías consideradas periféricas han sufrido hasta ahora las peores consecuencias de ese rápido contagio. En Grecia e Irlanda existían factores objetivos de vulnerabilidad. De forma irresponsable, el Gobierno irlandés fue el primero en asumir la garantía total de los pasivos bancarios, aunque se adelantó a anunciar un ajuste presupuestario drástico. Manteniendo, eso sí, la ventaja competitiva de un impuesto sobre sociedades tan bajo, que bien puede citarse como un caso de dumping fiscal. La precaria salud de su sistema bancario derivó en el auxilio del presupuesto público. El resultado es un déficit en el entorno del 40% del PIB, causa de esas ventas masivas de bonos públicos que llevaron los correspondientes tipos de la deuda pública a niveles sin precedentes. El nivel insostenible de la deuda pública propició el estreno de la Facilidad de Estabilidad Financiera aprobada en mayo por el Ecofin. Las condiciones impuestas a cambio de los 90.000 millones de euros garantizados tratan de reducir en los próximos tres años el déficit público en 15.000 millones, mediante sacrificios notables en los gastos sociales y en la remuneración de los trabajadores públicos.
Los ataques vendedores de bonos no han concluido. Portugal y España siguen expuestos, aunque las circunstancias sean significativamente distintas. Las dos economías ibéricas comparten una manifiesta debilidad en la recuperación del crecimiento económico. La salud de sus sistemas bancarios es mucho mejor que la del irlandés, pero los operadores financieros pueden llegar a asumir que ese sistema de vasos comunicantes entre sistema bancario y deuda pública puede reeditarse. No hay muchas razones para ello, pero hace meses que los mercados han dejado de actuar de forma absolutamente racional. Y, en última instancia, es verdad que si las economías no crecen, los deudores privados, que en el caso español tienen el grueso de la deuda total, pueden deteriorar la solvencia y la liquidez de los bancos.
Evitar la alimentación de ese círculo vicioso es obligación en primer lugar de los Gobiernos nacionales, pero las instituciones europeas y el resto de los Gobiernos de la eurozona han de procurar neutralizar la continuidad de esos ataques. Lo que está en juego ya no es solo el bienestar de los ciudadanos de las economías periféricas, sino la propia integridad de la unificación monetaria europea. Es esta una razón suficiente para que los Gobiernos de Alemania y Francia asuman que un escenario de hundimiento de economías periféricas es en sí mismo una amenaza muy seria al bienestar de sus propios ciudadanos. Transmitir de forma decidida ese apoyo es la condición necesaria para que Europa no retroceda décadas.

Lo que nos queda (coyuntura económica española

El problema actual más acuciante de la economía española, por un lado se centra en el acceso y el coste de la financiación en los mercados financieros nacionales e internacionales tanto para las familias y empresas como para las entidades crediticias y financieras e incluso para los distintos niveles de las administraciones públicas, y por otro la inexistencia de sectores económicos potentes capaces de competir en los mercados globales y por lo tanto, susceptibles de generar demanda hacia productos y servicios generados en el seno de nuestro país.
El crecimiento económico de los últimos años se ha financiado con fondos procedentes del exterior. Lo problematico es que mucha de esa deuda externa se invirtió en bienes no exportables y que no evitan las importaciones.
Por lo tanto los dos problemas antes mencionados se entrecruzan y sus efectos negativos sobre el horizonte económico español se incrementan. Por establecer una comparación con el caso irlandés, la diferencia reside en que ese mismo endeudamiento financiado con fondos exteriores ha sido utilizado en la potenciación de sectores cuya producción se dirige hacia los mercados internacionales, en lugar de orientarse hacia el mercado interno (esta es la razón por la cual las expectativas futuras de la economía irlandesa son mejores que las de la economía española, _aunque está por ver las consecuencias del drástico ajuste presupuestario del gobierno irlandés_.

Según comenta Guillermo de la Dehesa, "estos problemas están estrechamente unidos al déficit por cuenta corriente generado en la última década. Nunca se había dado importancia al déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos de un país miembro del área euro (AE), dada la supuesta convergencia condicional entre los países miembros, donde aquellos con menor nivel de desarrollo tienden a crecer a mayor ritmo que los más desarrollados, con lo que puede ser óptimo para los primeros tener un déficit por cuenta corriente y financiarlo con su mayor tasa de crecimiento de la productividad y la competitividad externa.
La convergencia condicional asume que el aumento futuro de las exportaciones netas permitirá pagar el servicio de la deuda externa contraída. Pero para que así sea es necesario que los recursos externos tomados se inviertan en la producción de bienes y servicios exportables o comerciables. Sin embargo, en España no ha sido así, ya que buena parte de la deuda externa se ha invertido en la producción de bienes no exportables o no competidores con las importaciones, al ser utilizados en buena parte en construir viviendas que no son exportables, aunque algunas hayan sido compradas por no residentes europeos aprovechando los bajos tipos reales de interés y la ausencia de riesgo de cambio españoles.
Al final, lo único que se ha conseguido es una productividad laboral muy baja y una PTF negativa, al utilizarse el auge del crédito financiado en el exterior para respaldar una burbuja de demanda interna que ahora hace difícil refinanciar toda la deuda externa tomada. Así se ha llegado a un déficit externo por cuenta corriente tan abultado. Es verdad que es muy difícil controlar un auge del crédito en algunos países miembros cuando el BCE se concentra exclusivamente en conseguir mantener la tasa armonizada de inflación al consumo (ponderada por el PIB de cada país miembro) a medio plazo dentro de sus objetivos, y los tres más grandes, Alemania, Francia e Italia, han crecido poco y con baja inflación.
Sin embargo, el eurosistema podría haber recurrido a aumentar el coeficiente de caja (obligar a los bancos a tener una mayor cantidad de dinero líquido) de forma diferenciada para cada país miembro para evitar la burbuja que se ha producido en aquellos países convergentes con mayor tasa de inflación y menores tipos reales de interés, pero no lo hizo. Felizmente, el Banco de España se atrevió a establecer el sistema de provisiones dinámicas para intentar reducir la explosión esperada del crédito".
Cuando algunas entidades de crédito tienen dificultades para hacer frente a dichos impagos y problemas de liquidez, circunstancia que ha ocurrido en muchos paises y recientemente en Irlanda (excepción hecha de Islandia que prefiríó no acudir al rescate de las entidades financieras,) transfieren parte de su deuda al Estado, al tener este que rescatarlas, reestructurarlas o suministrarlas liquidez comprando sus activos dañados para evitar que caigan en una situación de insolvencia y contagien al resto del sistema,
Como consecuencia de este "rescate masivo", el Estado se ve obligado a hacer una fuerte contracción fiscal derivada de su mayor gasto, tanto en estímulos fiscales para evitar una recesión mayor como al activarse los estabilizadores automáticos, especialmente por mayor desempleo y mayores ayudas no contributivas. Es entonces cuando se ve obligado a transferir también parte de su deuda a las familias y empresas, reduciendo sus gastos corrientes y de inversión y aumentando sus impuestos para poder reducir su déficit y refinanciar su deuda con menores costes financieros.
Ahora las familias y las empresas (que son las que financian el Estado y la Seguridad Social con sus impuestos y contribuciones) están viéndose obligadas a reducir su gasto y aumentar su ahorro para poder repagar sus préstamos hipotecarios y refinanciar sus deudas. Las entidades crediticias tienen que reducir sus préstamos y darlos más caros para poder hacer frente a sus mayores provisiones de morosidad, falencia, así como aumentar sus depósitos y vender activos para atender las mayores demandas de capital y provisiones, y finalmente, las administraciones públicas se ven obligadas a gastar menos y subir los impuestos (contracción fiscal) para poder refinanciarse en los mercados a menor coste que el actual.
El problema de las contracciones fiscales es que tienden a reducir el crecimiento económico. El FMI ha calculado recientemente que, en promedio, cada punto porcentual de PIB de contracción del gasto público reduce el crecimiento del PIB hasta medio punto porcentual dos años más tarde y aumenta el desempleo hasta tres décimas de punto dos años más tarde. Su magnitud es menor si solo se reduce el gasto corriente, pero puede ser mayor si también se reduce inversión y si además se aumentan los impuestos.
Los tres mayores gastos del presupuesto consolidado de las administraciones públicas son el coste del servicio de la deuda, el del desempleo y el de las pensiones contributivas y no contributivas. De ahí que el efecto contractivo señalado por el Fondo Monetario Internacional podría ser menor si se despeja cuanto antes el problema fiscal futuro de las pensiones y de la sanidad, lo que daría una mayor confianza general y un mayor incentivo a familias y empresas para consumir e invertir ahora, y a las entidades crediticias para deshacerse de sus activos morosos y fallidos. Además, se enviaría un claro mensaje a los mercados de que se hacen y profundizan las reformas estructurales anunciadas, reduciéndose así el coste del servicio de la deuda.
Pero el problema fiscal de las pensiones no existe en este momento, por lo tanto su reforma no es tan urgente como dice el FMI (en todo caso puede servir para dar confianza a los inversores extranjeros, pero no para reactivar la economí que es el verdadero problema) y aumentar el consumo de las familias tampoco es solución pues pasa por un irremediable incremento de las necesidades financieras

domingo, 27 de junio de 2010

Un G-20 de dos direcciones
El siguiente artículo publicado en El País por Alejandro Bolaños nos ofrece una resumida pero ámplia visión de todos los problemas presentes en la reunión del G20 celebrada en Toronto (Canadá): los desacuerdos entre las diferentes potencias y sus respectivos intereses estratégicos, las diferentes formas de abordar la salida de la crisis y las tensiones provocadas por la política económica y cambiaria de China, han marcado el debate de la reunión del G20. Los drásticos planes de ajuste en la Unión Europea chocan en Toronto con el objetivo de afianzar la recuperación económica que abandera EE UU.

ALEJANDRO BOLAÑOS 27/06/2010
Los bancos, origen de la mayor crisis económica en décadas, vuelven a acumular beneficios, si es que alguna vez dejaron de tenerlos. Las compensaciones multimillonarias a los ejecutivos del sector financiero apenas se resienten. Los Gobiernos aplican severos ajustes y promueven reformas impopulares. Los paraísos fiscales siguen captando miles de millones de euros. Los especuladores hacen su agosto con la deuda pública, desorbitada por los rescates financieros y las consecuencias de la crisis. El paro crece en todas las economías avanzadas. La mirada, cada vez más escéptica, se vuelve al G-20, el foro que se refundó en otoño de 2008 para lidiar con la recesión y acabar con "una era de irresponsabilidad". La cuarta cumbre de líderes de países ricos y emergentes, que culmina hoy en Toronto (Canadá), está llamada a dar respuestas, pero lo que abundan son las dudas. Y, esta vez, casi todas empiezan y acaban en Europa.
El gasto público, en retirada."La economía mundial se recupera más rápido de lo previsto, aunque a un ritmo desigual". Esta frase o una similar preside el arranque de los comunicados del G-20 desde la cumbre de Londres (abril de 2009). Entonces, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipaba un crecimiento mundial del 2% para este año; en Pittsburgh (septiembre de 2009), el vaticinio se elevó al 3%. Y ahora, cuando Toronto alberga la cuarta cita de los líderes de países avanzados y emergentes, el pronóstico del Fondo para 2010 ronda ya el 4%. Así que, tras la abrupta recesión de 2009, buena parte del objetivo fijado en Washington hace menos de dos años -"reestablecer el crecimiento económico"- se ha logrado. Para llegar hasta aquí se desplegó una batería de estímulos fiscales sin precedentes y se relajó la política monetaria, con tipos de interés en zona cero, hasta niveles históricos. Pero lo que hace unos meses en Pittsburgh se planteaba como una "retirada gradual" de la intervención pública, en Europa es ya una vertiginosa carrera contrarreloj.
¿Qué ha ocurrido en estos nueve meses? Los mercados y el deterioro de las cuentas públicas se han combinado para gestar un nuevo foco de tensión: primero se le llamó Grecia; luego, Portugal, y últimamente, España. Todos los expertos, con los estadounidenses Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart a la cabeza, habían anticipado que una crisis de origen financiero, como esta, desembocaría en un intenso repunte de la deuda pública: los rescates de la banca, los incentivos a la demanda para paliar la sequía de crédito privado y el aumento de la protección social (como las prestaciones por desempleo) conducen a un enorme desfase presupuestario. Resultado: el endeudamiento de los Estados avanzados ha pasado en tres años de poco más del 70% del PIB conjunto a cerca del 100%. Un matiz: los inversores, con el susto de la debacle de las Bolsas aún en el cuerpo, recibieron con los brazos abiertos las emisiones de deuda pública y aceptaron rentabilidades bajísimas (financiación barata para los Estados) a cambio de seguridad. Hasta que llegó el fiasco de Grecia.
Desde que se confirmó en enero que las cuentas públicas griegas se habían falseado y que la capacidad del país de afrontar la deuda quedaba en entredicho, los especuladores hincaron el diente en Europa. Se podía elegir presa: Grecia lo había dejado fácil, pero también los países afectados por el estallido de burbujas inmobiliarias y con sectores privados muy endeudados (España o Irlanda), países con tasas de crecimiento anémicas (Portugal), niveles de deuda pública ya muy altos (Italia) o emergentes con pies de barro (Lituania, Hungría). Son argumentos que se agigantaron al hacerse patentes las dificultades y dudas de la zona euro para respaldar a Grecia -salvadas in extremis con un fondo de rescate de 750.000 millones para países con problemas-. De paso, ponían en evidencia también a la banca europea, cuyos balances se habían llenado de títulos de deuda pública que perdían valor a toda pastilla. Una voz unánime se levantó entonces en las cancillerías del Viejo Continente: llegó la hora del ajuste del sector público. Cuanto más rápido e intenso, mejor.
Recortes al salario de los funcionarios, recortes a la inversión pública, recortes a los subsidios sociales, cancelación de los programas de estímulo fiscal, subidas de impuestos... La receta se extiende por todos los Gobiernos europeos, y es esa unanimidad la que plantea dudas. El tijeretazo en Grecia, España o Irlanda, como línea de defensa ante la presión de los mercados, se extiende a Francia, Alemania o Reino Unido, pese a que el coste de endeudarse para estos países sigue siendo muy bajo, y el sector privado crece aún a un ritmo muy débil.
"Nuestra mayor prioridad en Toronto tiene que ser salvaguardar el crecimiento; no podemos perder vitalidad ahora", fue la advertencia que lanzó el presidente de EE UU, Barack Obama, antes de viajar a la ciudad canadiense. En la Administración estadounidense ha calado la idea de que el ajuste concertado de Europa se parece mucho a una "retirada prematura de los estímulos fiscales", precisamente lo que se pactó evitar en Pittsburgh. La prensa estadounidense lo ha bautizado como un "momento Hoover", en recuerdo del presidente estadounidense al que se atribuye el error de reducir el gasto público demasiado pronto y prolongar así la Gran Depresión de 1929. En el horizonte, el riesgo de una recaída.
EE UU ha hecho bandera de graduar la retirada de los estímulos fiscales. La Administración Obama pelea en el Congreso estadounidense por prorrogar las ayudas a los parados o los beneficios fiscales para las empresas, pese a acumular también elevados niveles de déficit (11% del PIB) y deuda pública (más del 92%). Pero, aunque en el comunicado que se publique hoy se brindará de nuevo por salvaguardar la recuperación económica, la presión europea para dar más relevancia a la consolidación fiscal es enorme. Por la vía de los hechos -ajustes presupuestarios ya en marcha- y de las palabras. "Para la inmensa mayoría, reequilibrar las finanzas públicas es la prioridad; para una minoría, la prioridad es el apoyo público al crecimiento", sintetizó la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, en la reunión preparatoria de la cumbre, hace tres semanas, en Corea del Sur.
El Gobierno británico, que hasta ahora compartía la óptica de EE UU, acaba de echar el freno al gasto público con un plan que promete nuevos ajustes. La UE, además, ha sumado como aliado a Japón -el recién elegido primer ministro, Naoto Kan, anunció que limitará los incentivos a la demanda privada y congelará el presupuesto- y a Canadá, que pretende incluso fijar objetivos de déficit y deuda pública para los próximos años. Enfrente, además de EE UU, se sitúan potencias emergentes como China y Brasil, que creen que los Gobiernos de algunos países avanzados (y de forma singular, Alemania) deben hacer más por reactivar la demanda interna para favorecer el comercio internacional.
La reforma financiera pasa de largo.
Los líderes del G-20 redoblarán su compromiso de culminar la amplia reforma financiera que se pactó en Londres. Pero el propio calendario establecido por el club de países ricos y emergentes limita los posibles logros de la cumbre canadiense. El Consejo de Estabilidad Financiera hará público un informe sobre los cambios regulatorios que se están adoptando para afrontar, en caso de crisis, la liquidación ordenada de grandes entidades, determinantes en el sistema financiero internacional. Y sobre cómo endurecer el control sobre estas entidades (con más poderes a los supervisores y mayores requerimientos de capital). Pero el examen definitivo tendrá que aguardar a la cumbre de noviembre, en Corea del Sur. También se analizará entonces el trabajo del comité de Basilea (que aúna a los bancos centrales) para elevar la calidad del capital exigible a las entidades financieras, promover la acumulación de activos que sirvan como colchón de liquidez o establecer una medida homogénea del nivel de endeudamiento admisible. En Pittsburgh se acordó que el desarrollo de estas medidas, que persiguen limitar la apuesta de la banca por inversiones excesivamente arriesgadas, se haría de forma gradual entre 2011 y 2012, para evitar que el aumento de las exigencias de capital se traduzca en menos préstamos a empresas y familias, justo cuando el crédito privado escasea. Varios Gobiernos europeos, con Alemania y Francia en vanguardia, sostienen que ese periodo puede ser incluso demasiado corto y defienden una aplicación a la carta para evitar recaídas económicas. Una hipótesis que también se abrió paso en la reunión preparatoria de la cumbre de Toronto. Es un argumento similar al que emplea la banca, que teme un drástico recorte de beneficios y presiona para limitar los daños. El Instituto de Finanzas Internacionales, que reúne a las principales entidades de los países avanzados, sostiene que las nuevas normas reducirían el PIB de Europa, Japón y EE UU hasta un 3% entre 2011 y 2015 por el descenso del crédito, lo que destruiría 10 millones de puestos de trabajo. Nout Wellink, que dirige el comité de Basilea, cree que esos cálculos son "una locura" y limita el impacto a un 0,5% del PIB mundial.
Otras áreas de la reforma financiera, como la equiparación de las normas contables, el registro y supervisión de los hedge funds (fondos de alto riesgo) o el desarrollo de normas para dar más transparencia al mercado de los derivados financieros, siguen su curso en el seno de los organismos reguladores internacionales, el Senado de EE UU (Obama cuenta con sacar adelante sus propuestas en julio) o en las instituciones europeas.


Obama lo vuelve a hacer.
La cumbre del G-20 en Londres, en marzo del año pasado, fue el estreno internacional del nuevo presidente estadounidense. Y Barack Obama lo hizo a lo grande, con el anuncio de una amplia reforma de la supervisión del sector financiero en Estados Unidos, cuando apenas llevaba tres meses en la Casa Blanca. Ahora, cuando el G-20 evidencia las dificultades para acordar nuevas normas de regulación y garantizar su aplicación universal, Obama vuelve a lograr una posición ventajosa en el debate tras lograr que la Cámara de Representantes y el Senado se pusieran de acuerdo, apenas 48 horas antes de la cumbre, para aprobar la reforma que anunció en 2009.
La nueva, y muy compleja, normativa estadounidense, debe pasar aún por la votación definitiva del Senado y el Congreso. Y durante su tramitación parlamentaria se ha dejado pelos en la gatera, como los resquicios abiertos para que la banca pueda seguir invirtiendo en derivados. Pero la maratoniana jornada legislativa del pasado viernes permite de nuevo a Obama predicar con el ejemplo, un valor al alza en las cumbres del G-20, donde abundan las palabras huecas. Buena parte de la reforma internacional sigue pendiente aún, pero el presidente estadounidense afrontará el debate definitivo, de aquí a final de año, con el aval de que cumple con los compromisos. Y la constatación de que se mueve más rápido que los líderes europeos.
China se sacude la presión.
La incorporación de los países emergentes al puesto de mando mundial, y sobre todo, del gigante asiático, trastoca la marcha de las grandes cumbres, antaño cocinadas a fuego lento desde ambos lados del Atlántico. Cuando el G-20 apostó por los incentivos fiscales, China dejó atrás a Europa y EE UU al poner en marcha el paquete de medidas más ambicioso, con un multimillonario plan de inversiones públicas. Cuando el G-20 abordó la lucha contra los paraísos fiscales, fue China la que presionó para limitar las exigencias de transparencia (el abuso del secreto bancario cunde en Hong Kong y Macao) y estuvo a punto de dar al traste con las negociaciones. Cuando el G-20 anunció que iba a triplicar los recursos a disposición del FMI, China se apresuró a ofrecer 100 millones de euros -la cantidad final fue luego menor-, reforzando así su exigencia de más poder en el Fondo. Ahora, con la apreciación del renminbi, vuelve a marcar el ritmo.
En Toronto se pone la primera piedra de lo que EE UU dio en llamar Marco para un Crecimiento Sostenible. Desde la cumbre de Pittsburgh, el Fondo Monetario Internacional ha recabado información de los países del G-20 para aconsejar cambios en los modelos de crecimiento y mitigar así los desequilibrios que potenciaron la crisis económica. El ejemplo más claro es, precisamente, la relación EE UU-China. El tradicional consumismo estadounidense creció en paralelo a las exportaciones chinas. Y China reinvirtió buena parte del superávit comercial en el mercado financiero estadounidense, lo que contribuyó a abaratar el crédito y, entre otras cosas, a elevar de nuevo el consumo y facilitar las apuestas financieras arriesgadas.
El estudio del FMI tenía las cartas marcadas. La crisis ha hecho parte del trabajo que se le exige a EE UU, al forzar a las familias y empresas estadounidenses a aumentar sus tasas de ahorro. Todo estaba preparado para elevar la presión sobre China: debía apreciar su moneda, devaluada de forma artificial, para encarecer sus exportaciones y favorecer las importaciones. Pero Pekín, al desanclar la cotización del renminbi del dólar y permitir una ligera apreciación, desbarató la estrategia. La medida le viene bien para reactivar el consumo, pero sobre todo para mantenerse al timón. No hay ningún compromiso sobre hasta cuándo permanecerá abierta la banda de fluctuación (0,5% sobre el valor de cierre), pero el paso ha sido suficiente para ganarse el unánime aplauso internacional, justo cuando el Congreso estadounidense debatía medidas de represalia.
Berlín, tenemos un problema.
La nueva doctrina para mitigar los desequilibrios dicta que países con superávit comercial persistente (como Alemania) y altas tasas de ahorro (como Alemania) deben hacer lo posible por animar su demanda interna. Que es justo lo que el Gobierno de Angela Merkel ha decidido no hacer. "Alemania debería mantener sus estímulos fiscales y ampliarlos hasta 2011, en lugar de comenzar ahora con su mal concebida austeridad", preconiza el economista estadounidense Nouriel Roubini en un reciente artículo. Y, sin embargo, el Ejecutivo de Merkel se ha puesto a la cabeza de la procesión del tijeretazo, con un ajuste fiscal valorado en 80.000 millones de euros a partir de 2011.
En un imposible ejercicio de equilibrio, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, mantuvo hace una semana durante su visita a Madrid que Alemania cumplía con la máxima de la retirada gradual de los estímulos fiscales. Pero lo cierto es que, con su decisión, Alemania obliga a otros países europeos con peores perspectivas económicas a hacer ajustes más severos aun para que el coste de su deuda pública no se dispare en los mercados, volcados ahora en comprar títulos alemanes.
Merkel insiste en las últimas semanas en extender el culto a la austeridad fiscal, recogido incluso en la Constitución alemana, a todos los países avanzados. "No hay que continuar con los estímulos cuando ya se ha afianzado la recuperación económica", sostuvo esta semana. Su celo por la contención del gasto público, que le llevó a retrasar el fondo de rescate a Grecia hasta asegurarse de que el Gobierno heleno tomaba drásticas medidas de ajuste, contrasta con su resistencia a publicar y extender las pruebas de fortaleza financiera hechas a las principales entidades europeas.
El impuesto a la banca, en el laberinto.
Un nuevo indicio de que el poder combinado de EE UU y Europa ya no es lo que era. La Administración Obama ultima un impuesto que gravará con un 0,15% los activos de las principales entidades estadounidenses para conseguir más de 70.000 millones de euros en los próximos 10 años. Y el Consejo de la UE acaba de aprobar el establecimiento de una tasa a la banca, amén de defender que el G-20 "estudie y desarrolle" una tasa a todas las transacciones financieras. Pero ni los países emergentes, que no se sienten responsables de la crisis financiera, ni algunos países avanzados, como Canadá o Australia, cuyas entidades no incurrieron en excesos, están por la labor. Tampoco lo está el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Y la posición europea, ahora hegemónica, puede agrietarse cuando se ponga negro sobre blanco. Alemania y la Comisión Europea defienden que el nuevo impuesto a la banca nutra fondos nacionales que sirvan para reestructurar a las entidades en futuras crisis, mientras que Francia y Reino Unido quieren que se trate como un ingreso más del presupuesto de cada país.
España entra en escena.
Ha estado en boca de todos en las últimas semanas. El permanente castigo de los inversores a los títulos del Tesoro, pese a que el Gobierno anunció un cuantioso plan de ajuste y una amplia reforma laboral, se retroalimentaba con rumores sobre la solvencia del Estado español, y sobre todo, de la banca, golpeada por el estallido de la burbuja inmobiliaria y muy endeudada con entidades alemanas y francesas. El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero negó desde el principio que España necesitara acudir al fondo de rescate de la UE, pero lo que sí hubo fue una suerte de rescate moral, con encendidas muestras de apoyo de Strauss-Kahn y Obama, en contraste con la calculada ambigüedad de Merkel. Pero fue la decisión de publicar las pruebas de resistencia hechas a la banca española, antesala de una iniciativa similar en toda la UE, lo que permitió aflojar la presión. "¡Dios salve a Zapatero!", llegó a proclamar Wolfgang Münchau, editorialista de cabecera del diario británico Financial Times. EE UU y Reino Unido echan en cara a la zona euro falta de transparencia sobre la situación real de la banca.
Paraísos fiscales, bonus y otros olvidos.
La lista negra de paraísos fiscales, uno de los principales éxitos de la cumbre de Londres, está ya vacía. La mayoría de los centros financieros implicados se limitó a cumplir con la exigencia mínima impuesta por la OCDE (firma de acuerdos de intercambio de información con 12 países), lo que ha llevado al Parlamento europeo a plantear nuevos requisitos, como obligar a las multinacionales a publicar la información económica y fiscal de todas sus filiales o a generalizar el intercambio de información. No ha habido sanciones, como no las hay en el caso de las remuneraciones de los ejecutivos.
Los impuestos a los bonus en Reino Unido o Francia han aumentado la recaudación, pero no han limitado las compensaciones. Y aunque se extiende la petición de información más detallada, a los supervisores solo les queda la opción de exigir a las entidades que eleven su capital en caso de que el pago de esos bonus incentive el riesgo. En el fondo de la agenda queda también la negociación para un nuevo acuerdo de comercio internacional: el compromiso es cerrar la llamada Ronda de Doha este año, aunque una promesa similar quedó incumplida ya en 2009.

domingo, 28 de marzo de 2010

sábado, 27 de marzo de 2010

Los tipos de cambio

Laboratorio de ideas - BREAKINGVIEWS.REUTERS CHINA
Doble plan, doble dolor
JOHN FOLEY 21/03/2010

En el presente artículo y en los que vendrán los próximos dias, quiero poner de manifiesto la importancia de los tipos de cambio de las monedas en relación a algunos de los conceptos clave de las economías de los diferentes países como son: la competitividad del país, la puesta en marcha de políticas macroeconómicas, el equilibrio de la balanza de pagos, las tasas de desempleo, etc...
Según un informe elaborado por la UNCTAD, la dinámica de la crisis es consecuencia de los fallos en la desregulación financiera nacional e internacional, las constantes inestabilidades mundiales, la inexistencia de un sistema monetario internacional y las profundas discrepancias entre las políticas comerciales, financieras y monetarias mundiales.¿Qué significa ésto?. Que los tipos de cambio vigentes en los mercados internacionales y las políticas monetarias gubernamentales de cada país están en el epicentro de la crisis actual

Los socios comerciales de China suelen poner objeciones a sus zapatos, papel y neumáticos baratos. Sostienen que un tipo de cambio fijo y bajo les da a los proveedores chinos una ventaja injusta. Pero la fabricación en serie de productos de exportación para los países pobres no es el único objetivo de China. El otro es fabricar productos para los países ricos. Este doble plan va a generar más sufrimiento comercial.


Una China pobre y muy poblada debe producir gran cantidad de productos de poco valor para dar trabajo a sus cerca de 200 millones de obreros. Para lograr eso, un yuan barato es importante, o incluso esencial. A los compradores extranjeros de zapatos o juguetes les importa más el precio que la tecnología o la artesanía.
Pero a la larga, los países pobres se hacen ricos fabricando lo que hacen los países ricos. Eso ya está sucediendo en China, donde el porcentaje de labores exclusivamente de ensamblaje para sus exportaciones procesadas ya ha caído bruscamente. Las exportaciones de China son ahora tan sofisticadas como las de un país cuatro veces más rico, según el economista Dani Rodrik. Fijémonos en los ferrocarriles de alta velocidad. Las empresas chinas compiten codo con codo con los proveedores franceses y coreanos por el nuevo enlace de alta velocidad de Arabia Saudí. O en los coches: el fabricante de automóviles chino Geely pronto podría convertirse en el proveedor de los famosos taxis negros de Londres. Para estos productos, un yuan barato es menos importante que la tecnología o la aptitud de los ingenieros.
Es normal que la industria evolucione a medida que los países se hacen más ricos. Pero desafortunadamente para sus socios comerciales, China puede ser pobre y rica al mismo tiempo. Uno de los motivos es su tamaño: una población de 1.300 millones de personas puede proporcionar muchos operarios e informáticos.
El otro es el enorme excedente de ahorros. Éstos proporcionan a China más fondos para invertir en cosas que tardan mucho tiempo en producir una rentabilidad financiera -educación, infraestructuras de transporte e investigación- que los que tienen sus rivales de los mercados incipientes como India. Algún día China será mayoritariamente rica; y cuando lo sea, será un socio comercial más manejable. Mantener bajo el valor de la moneda no parecerá entonces tan prioritario. Mientras tanto, una China en expansión seguirá ganando cuota de mercado tanto en los trenes de alta tecnología como en las zapatillas de deporte de gama baja. -

domingo, 14 de marzo de 2010

Entrevista a Jeffrey Sachs

"Reducir el déficit es lo más importante en estos momentos"
J. P. VELÁZQUEZ-GAZTELU –
El País Madrid - 14/03/2010

La entrevista que se realizó al Sr. Sachs pone de manifiesto, a que tipo de crisis nos estamos enfrentando (más allá del ladrillo) y que cambios deben producirse para poder salir de la misma. En la misma entrevista, vuelve a salir a la palestra un tema que últimamente está siendo muy recurrente por parte de expertos en materia económica y financiera: la deuda externa española y el déficit público

Jeffrey Sachs, catedrático de la Universidad de Columbia y asesor del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Pregunta. ¿Por qué está siendo tan lenta la recuperación?
Respuesta. El problema es que nuestra crisis es estructural; no se trata de un momento bajo del ciclo. Necesitamos cambios estructurales en nuestra economía, y eso significa un nuevo sector energético, nuevas tecnologías del transporte... Tenemos que combinar la recuperación con nuestros desafíos de sostenibilidad. Es una agenda complicada y aún no la hemos puesto en marcha. Darle al botón de los tipos de interés ya no será suficiente para sacarnos de problemas como los que atravesamos.
P. ¿Qué es más importante ahora, reducir el déficit o mantener los estímulos a la economía?
R. Entrar en una trayectoria de reducción del déficit es lo más importante en estos momentos.
P. ¿Cómo ve la economía española? El país ha sido castigado en los mercados de deuda...
R. Creo que estos ataques sobre Grecia, Portugal o España son exagerados. Lo que sí es importante es que el Gobierno español muestre una trayectoria creíble de reducción del déficit. Por lo que oigo en mis reuniones con el Gobierno, estoy convencido de que es así. España no está fuera de control presupuestario. Está recibiendo un golpe duro, pero está preparada para equilibrar el déficit con subidas de impuestos y recortes en el gasto. Ése es el mensaje que se debe enviar a los mercados: que hay un marco financiero a medio plazo que tiene sentido.
P. ¿Qué se puede hacer para acelerar la salida de la crisis?
R. España necesita nuevos impulsos al desarrollo económico. El país ha vivido un boom de la construcción que no volverá pronto. España tendrá que crear empleo en otros sectores; en las exportaciones de bienes y servicios, por ejemplo. Creo que ése es el gran desafío de España, que tiene mucho que ofrecer al mundo. Es posible una recuperación liderada por las exportaciones.
P. ¿Están incurriendo los bancos en prácticas como las que provocaron la crisis?
R. La respuesta es sí. No se ha puesto en práctica una buena regulación y tampoco me convence nuestra política monetaria, porque mientras los tipos de interés estén tan cerca del cero las probabilidades de que los comportamientos especulativos reaparezcan son muchas. Me preocupa que estemos creando otra burbuja en lugar de una recuperación a largo plazo. Necesitamos una regulación financiera y una política macroeconómica distinta para revitalizar la actividad. No estoy satisfecho con lo que tenemos en estos momentos.
P. La reforma del sistema financiero de Obama afronta tremendos obstáculos en EE UU...
R. Como sucede siempre, este tipo de propuestas están sometidas a presiones enormes de los lobbies. Hay que recordar que Wall Street es el mayor lobby de EE UU y el mayor contribuyente de las campañas electorales. Por eso no es fácil sacar adelante una reforma financiera. También opino que la Administración de Obama llegó demasiado tarde con su propuesta y que durante su primer año estuvo demasiado cercana a los bancos.

lunes, 8 de marzo de 2010

La reforma financiera en EE.UU por Paul Krugman y Sandro Pozzi

Los dos artículos publicados a continuación analizan los problemas con los que se va encontrando el proyecto del Presidente norteamericano de poner límites al sector financiero norteamericano, y de ésta forma, evitar que se vuelva a repetir la peor crisis finaciera que se recuerda desde la famosa Crisis del 29 y que han llevado a casi todos los gobiernos de los paises desarrollados a poner cuantiosas cantidades de dinero público, a disposición de los bancos. Lo que se ha buscado con esta actuación, casi coordinada, por parte de todos los gobiernos es evitar una quiebra masiva y generalizada de los bancos y demás entidades financieras. Con ésta actuación lo que se ha querido evitar (y de momento se ha conseguido) es un agravamiento de la crisis, que de haberse producido, sus efectos podrían ser peores que los provados por una guerra mundial

La reforma de Obama languidece
Los cambios en la supervisión del sistema financiero tropiezan con serios obstáculos en EE UU
SANDRO POZZI 07/03/2010

Un año después de vender un cambio radical en la supervisión del sistema financiero, el tiempo se le echa encima a Barack Obama para sacar adelante una de las dos grandes reformas con las que quiere marcar su presidencia. La oposición republicana es feroz en el Senado. Pero la iniciativa del presidente de Estados Unidos tampoco cuenta con el respaldo de los demócratas moderados, lo que le obliga a ser flexible y aceptar unos cambios que favorecerán más de lo que se pensaba o deseaba a los gigantes de Wall Street.
Algunos demócratas se suman a los republicanos y rechazan el plan
Con cada obstáculo salvado, el proyecto se aleja más de su objetivo inicial
Se habla y se dice mucho estos días en Washington. Pero se avanza con dificultad 18 meses después de que el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal (Fed) tuvieran que intervenir para salvar el sistema financiero de su peor crisis en ocho décadas. Con cada obstáculo salvado, el plan se aleja más del objetivo inicial de poner coto a los excesos que causaron el terremoto financiero.
El temor es que la reforma se limite a un traspaso de poderes y no transforme el statu quo. Es lo que está pasando con el corazón de la propuesta de Obama: la creación de una agencia independiente que proteja al consumidor de abusos en productos financieros como hipotecas y tarjetas de crédito. La Cámara de Representantes le dio su bendición antes de la Navidad, pero en el Senado la cosa es muy diferente y todo apunta a que el concepto original quedará muy tocado.
... La gran dificultad, por tanto, estará en ver la autonomía real con la que contará el nuevo organismo para dictar normas, en definitiva, qué poder tendrá. El grupo de presión Americans for Financial Reform advierte del peligro de que la reforma acabe siendo una víctima de los mismos bancos que causaron la crisis. "La propuesta revisada no ofrece lo que se necesita para proteger a las familias ni al sistema financiero en su conjunto" de los excesos, opinan sus responsables, quienes consideran una ironía que se quiera poner la agencia en manos de la Fed.
Y ahí llega el otro punto controvertido. El segundo pilar de la propuesta original de Obama pasaba por reforzar el papel de la Reserva Federal en la supervisión de los riesgos. Pero tanto demócratas como republicanos son muy críticos con el trabajo del banco central previo a la crisis y reprochan a sus dirigentes no haber prevenido el estallido de la burbuja hipotecaria.
Hace tres meses la cosa pintaba muy mal para la institución que hoy preside Ben Bernanke. El senador Dodd proponía cortarle las alas para que pudiera concentrarse en la gestión de la política monetaria. Ahora, sin embargo, parece que el profesor de Princeton está logrando recuperar la confianza para que la Reserva Federal emerja como el principal regulador del sistema financiero. Bernanke fue contundente en su primera intervención pública ante el Congreso tras ser reelegido para presidir durante cuatro años más la Fed. Retirar los poderes de supervisión de los que dispone el banco central, dijo, "será un gran error". En este sentido, explicó que la crisis financiera demuestra que los grandes bancos necesitan una "estructura de supervisión consolidada".
"No se puede retirar del sistema a la institución con la capacidad, el conocimiento y la preparación técnica para lidiar con los riesgos sistémicos", subrayó Bernanke, mientras intentaba ganarse la confianza de los congresistas diciéndoles que en el seno de la Fed se están haciendo cambios estructurales para mejorar la calidad de la supervisión y evitar así errores pasados. A cambio de más poder, aceptó que la entidad sea auditada.
El tercer elemento en el aire se refiere a la idea lanzada por Obama de prohibir que los bancos especulen con fondos de los depósitos garantizados de sus clientes, la llamada Norma Volcker. En lugar de obligar por ley a las entidades bancarias a abandonar sus negocios en los mercados de capitales, el Senado quiere que sean los reguladores los que restrinjan determinadas actividades caso por caso.
Bernanke opinó que la medida sería difícil de aplicar y tendría consecuencias no deseadas. Las claves para evitar los problemas vistos durante la crisis, dijo el presidente de la autoridad monetaria, son fortalecer la disciplina de mercado, forzar a los bancos a ampliar su colchón de capital y someter las actividades de riesgo a un mayor control.
Cuando se analiza como quedarán las otras partes del sistema regulador, la propuesta parece quedarse corta. Todo apunta a que ésta se quedará en un traspaso de poderes, con la Fed vigilando a las grandes instituciones y cediendo al Tesoro y a la FDIC algunas funciones.
El think tank conservador American Enterprise Institute califica de simplista echar la culpa del bloqueo de la reforma financiera a las diferencias partidistas y recuerda que 27 demócratas votaron contra la propuesta del congresista Barney Frank en la Cámara de Representantes...
...Alan Blinder, profesor en Princeton, decía esta misma semana en un artículo que no hacer nada después de lo sucedido en Wall Street sería "una vergüenza". Lo que se pregunta ahora es si a la vista de lo que hay sobre la mesa, la reforma será viable. "El plan A murió hace mucho tiempo. Al plan B le cuesta respirar. Así que es el momento de preparar un plan C", apuntó Blinder.
En Wall Street también se respira un aire de frustración. No ve una discusión clara sobre el reparto de responsabilidades entre organismos del Estado. La manera de salvar la reforma, dicen, pasa por solucionar a las dos cuestiones más urgentes: la supervisión de los riesgos sistémicos y cómo desmantelar de forma ordenada las entidades demasiado grandes para quebrar, un proceso similar al que se está viendo con la aseguradora AIG.
Pero, sobre todo, el sector financiero quiere que acabe el debate cuanto antes porque desea dejar de ser el centro de la diana política. A la banca le despista el continuo cambio en las reglas de juego, y sus ejecutivos temen que ante el bloqueo legislativo, la Casa Blanca se vea apremiada a actuar por su cuenta.



El final de la reforma financiera
PAUL KRUGMAN
Publicado por El País 07/03/2010

Esta es la situación. Hemos atravesado la segunda peor crisis financiera de la historia mundial y apenas hemos empezado a recuperarnos: 29 millones de estadounidenses no pueden encontrar trabajo, al menos no a tiempo completo. Sin embargo, el impulso de llevar a cabo una reforma bancaria seria se ha perdido. Ahora la pregunta, por lo visto, es si conseguiremos un proyecto de ley aguado o ninguno en absoluto. Y odio decir esto, pero la segunda opción empieza a parecer preferible.

Es mejor que no haya reforma que una reforma cosmética que encubra la falta de actuación
El problema radica en el Senado, lo cual no es demasiado sorprendente, y principalmente, aunque no por entero, en los republicanos. La Cámara de Representantes ya ha aprobado un proyecto de reforma bastante drástico, más o menos en línea con lo propuesto por la Administración de Obama, y el Senado probablemente podría hacer lo mismo si funcionase según el principio de gobierno de la mayoría. Pero no es así, y cuando la oposición casi universal de los republicanos a una reforma seria se suma a la indecisión de algunos demócratas, el panorama es sombrío.
¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Y deberían los defensores de la reforma aceptar las concesiones que todavía podrían desembocar en algún tipo de proyecto de ley?
Muchos de los que se oponen a la versión de la reforma bancaria de la Cámara presentan su postura como una cuestión de principios. Los republicanos de la Cámara, cuando presentaron su propuesta alternativa, afirmaban que terminarían con los excesos bancarios introduciendo una "disciplina de mercado" (básicamente, prometiendo no rescatar a los bancos en el futuro).
Pero eso son imaginaciones. Por una parte, a la hora de la verdad, los Gobiernos siempre terminan rescatando a las instituciones financieras clave durante una crisis. Y de forma más general, depender de la magia del mercado para mantener los bancos a salvo siempre ha sido un camino hacia el desastre. Hasta Adam Smith lo sabía: puede que haya sido el padre de la economía de libre mercado, pero sostenía que la regulación bancaria era tan necesaria como los protocolos antiincendios en los edificios urbanos, y defendía una prohibición de los préstamos de alto riesgo y alto interés, la versión del siglo XVIII de las hipotecas subprime. Y la lección se ha visto confirmada una y otra vez, desde el pánico de 1873 hasta la Islandia actual.
Sospecho que hasta los republicanos, en el fondo, comprenden la necesidad de una reforma real. Pero su estrategia de oponerse a todo lo que proponga la Administración de Obama, unida al atractivo de los dólares del sector financiero -allá por diciembre, destacados dirigentes republicanos hicieron piña con los grupos de presión de los bancos para coordinar sus campañas antirreforma-, se ha impuesto sobre todos los demás argumentos.
Dicho esto, algunos republicanos podrían, sólo hipotéticamente, verse persuadidos para apoyar una versión muy debilitada de la reforma; en concreto, una que elimina un punto clave de las propuestas de la Administración de Obama: la creación de un organismo fuerte e independiente que proteja a los consumidores. ¿Deberían los demócratas aceptar semejante reforma aguada?
Yo opino que no. Hay ocasiones en que hasta una reforma enormemente imperfecta es mucho mejor que nada; éste es claramente el caso de la asistencia sanitaria. Pero la reforma financiera es diferente. Un proyecto de ley de asistencia sanitaria imperfecto puede revisarse a la luz de la experiencia, y si los demócratas consiguen que se apruebe el plan actual, habrá una presión constante para mejorarlo. Por el contrario, una reforma financiera débil no se vería puesta a prueba hasta la siguiente gran crisis. Todo lo que haría es generar una falsa sensación de seguridad y proporcionar una hoja de parra a los políticos que se oponen a cualquier medida seria; luego llegaría el batacazo.
Es mejor, por tanto, declararse a favor y poner a los enemigos de la reforma en evidencia. Y, faltaría más, hagamos hincapié en la polémica que ha despertado la propuesta de un organismo de protección financiera de los consumidores.
No cabe duda de que los consumidores necesitan una protección mucho mejor. El fallecido Edward Gramlich -un funcionario de la Reserva Federal que trató en vano de lograr que Alan Greenspan tomase medidas contra los préstamos nocivos- resumía perfectamente el razonamiento allá por 2007: "¿Por qué los productos crediticios más arriesgados se venden a los prestatarios menos sofisticados? La pregunta se responde por sí misma: los prestatarios menos sofisticados probablemente son embaucados para que acepten estos productos".
¿Es importante que esta protección la proporcione un organismo independiente? Debe de serlo, o los grupos de presión no estarían haciendo campaña con tanta insistencia para evitar la creación de dicho organismo.
Y no es difícil ver por qué. Algunos han sostenido que el trabajo de proteger a los consumidores puede y debe hacerlo la Reserva Federal, o bien -como se propone en una solución que en estos momentos parece improbable- una unidad integrada en el Departamento del Tesoro. Pero recuerden que, hace no mucho, Greenspan era el presidente de la Reserva Federal y John Snow era el secretario del Tesoro (ministro de Hacienda). Caso cerrado. El único modo de que los consumidores estén protegidos bajo los futuros Gobiernos antirregulación -y, créanme, dado el poder de los grupos de presión financieros, esos Gobiernos llegarán- es que haya un organismo cuya única razón de existir sea controlar los abusos bancarios.
En resumen, por tanto, es hora de decir "hasta aquí hemos llegado". Es mejor que no haya reforma, y que ello vaya unido a una campaña para nombrar y avergonzar a los culpables, que una reforma cosmética que simplemente encubra la falta de actuación.
Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel de Economía 2008. © 2009 New York Times News Service. Traducción de News Clips.

miércoles, 3 de marzo de 2010

PROPUESTAS PARA UNA REFORMA LABORAL (DÍAZ FERRAN)

El autor considera que España sufre dos grandes problemas relacionados con el mundo laboral: menor nivel de empleo y alta temporalidad. Estos aspectos son evidentes si los comparamos con el resto de países de la UE.
Para la reducción de estos problemas y la paulatina salida de la crisis Díaz Ferrán propone una serie de medidas que permitan a la solidad española enfrentarse a una crisis que sigue haciendo estragos en el tejido empresarial y el número de personas en situación de desempleo. Las medidas propuesta que se detallan a continuación persiguen “modernizar y hacer más eficaz el mercado de trabajo”
Las medidas propuestas, y cito textualmente son:
- Escenarios de creación de empleo, siendo un objetivo perseguible que éste sea lo más estable posible. Para ello nos pronunciamos por un nuevo contrato indefinido y estable con una indemnización intermedia entre el temporal y el indefinido. También convendría encontrar un contrato adecuado para jóvenes como se ha hecho en algún otro país europeo.
- La temporalidad estructural que requiera nuestro sistema productivo, debiendo preservarse en este sentido el uso racional del contrato temporal en la línea de otros países europeos.
- Mecanismos alternativos de flexibilidad como el tiempo parcial, entre otros. El contrato a tiempo parcial es esencial como fórmula de generación de empleo, por lo que debiera ser fomentado.
- La contratación laboral, en materia de costes de extinción y en causas y procedimientos administrativos y judiciales, debería homologarse a los demás países europeos con los que competimos.
- Medidas de control del absentismo laboral. El absentismo es la causa principal de incumplimiento parcial de la jornada laboral contratada individualmente o pactada en un convenio colectivo. Casi el 75% del absentismo se concentra en la incapacidad temporal -baja de enfermedad- por contingencias comunes, desde el primer al decimoquinto día inclusive de la misma. En consecuencia, CEOE quiere concentrar sus esfuerzos en este momento en la incapacidad temporal de los 15 primeros días, y en este sentido propone:
- Que las mutuas tengan la facultad de dar altas a efectos económicos en los mismos términos que el INSS y con similares garantías para el trabajador.
- Alternativamente, la supresión de la obligación empresarial del pago de la prestación de baja por enfermedad entre el cuarto y el decimoquinto día, como sucedía hasta 1992.
- Flexibilidad interna en la empresa. CEOE propone negociar la mejora de la flexibilidad interna en la empresa, tanto respecto a las llamadas modificaciones sustanciales del contrato de trabajo como en lo que se refiere a la movilidad funcional y geográfica, siempre que existan razones económicas, técnicas, organizativas o de producción, a fin de dar una respuesta ágil a las necesidades derivadas de éstas.
- 'Flexiseguridad'. La sociedad debe percibir que la mejor garantía de un empleo futuro no está tanto en unos costes de despido más o menos altos, como en la mejora de la empleabilidad de los trabajadores a través de una formación profesional adecuada a las necesidades de las empresas y un funcionamiento eficaz de los servicios públicos y privados de empleo. Todo ello, lógicamente, apoyado por políticas de protección social adecuadas.
- Intermediación privada en el mercado de trabajo. La regulación actual prohíbe la existencia de agencias de colocación con ánimo de lucro.
CEOE considera que simultáneamente a la necesaria mejora de los Servicios Públicos de Empleo debe intensificarse la colaboración de los servicios privados, a cuyo efecto propone un urgente cambio normativo que haga efectiva la aplicación del Convenio 181 de la OIT, en vigor desde 1997, lo que requeriría la supresión de la prohibición expresa contemplada en el artículo 16 del Estatuto de los Trabajadores.
- Reducción de costes por cotizaciones empresariales a la Seguridad Social. Para justificar la reducción de costes por cotizaciones empresariales al Régimen General de la Seguridad Social, pendiente de negociar, bastaría con recuperar el exceso de financiación empresarial por complementos de mínimos durante el periodo 2002-2009 (en torno a 4.000 millones de euros), así como la separación de fuentes previstas en el Pacto de Toledo para las bonificaciones por contratación aplicadas desde el año 2006 (unos 2.900 millones en 2009), además de los 3.800 millones de euros adscritos al Fondo de Prevención, a partir de los excedentes de mutuas y los aproximadamente 4.600 millones de dotación al Fondo de Garantía Salarial.
Una reducción de las cotizaciones empresariales en el Sistema General por contingencias comunes generaría un aumento de los ingresos por cotizaciones (por creación y/o conservación de puestos de trabajo), lo que sumado a un ahorro en las prestaciones por desempleo, representaría para el conjunto del Estado un ahorro.
- Expedientes de Regulación de Empleo. Quedan asignaturas pendientes en los procedimientos administrativos de los ERE que conllevan, para el despido colectivo por razones económicas, indemnizaciones que duplican o triplican las cantidades previstas en la ley (20 días por año con un límite de 12 mensualidades). Resulta pues urgente modificar los procedimientos que elevan sustancialmente los costes, en los términos de los demás países europeos de nuestro entorno. Además, es fundamental que la intervención del juez en los despidos colectivos de esta naturaleza se limite a verificar la aplicación legal, en lugar de ser un intérprete de las decisiones empresariales que normalmente le resultan bastante ajenas.
Hasta aquí el resumen de las reformas que los empresarios consideramos necesarias para aumentar la competitividad de nuestras empresas, modernizar y agilizar el mercado laboral y enfrentarnos al dramático ascenso de las cifras de paro. Unas reformas que sólo siendo decididas y ambiciosas podrán paliar una crisis de unas dimensiones hasta ahora desconocidas para la economía española e internacional.
TRIBUNA: El deterioro del empleo GERARDO DÍAZ FERRÁN (el país 3/2/10)
Gerardo Díaz Ferrán es presidente de CEOE

sábado, 13 de febrero de 2010

PAUL KRUGMAN

“La mayoría de las informaciones sobre los problemas de la eurozona se han referido a Grecia, lo que es comprensible: Grecia está más contra la pared que ningún otro país. Pero la economía griega es también muy pequeña; en términos económicos el corazón de la crisis está en España, cuya economía es mucho más grande. Y, como he intentado puntualizar en varias ocasiones, los problemas de España no son, como hemos leído, el resultado de la irresponsabilidad fiscal, sino que reflejan los ‘shocks asimétricos’ en la eurozona”.

“La historia comienza con la burbuja inmobiliaria española. Como en muchos otros países, incluido Estados Unidos, los precios en España se dispararon después de 2002, lo que provocó masivos ingresos de capital que produjeron un aumento de la demanda de bienes y servicios, lo que indujo un aumento sustancial de la inflación. Cuando la burbuja explotó, dejó a España con una muy reducida demanda interna y una muy baja competitividad por el crecimiento de los precios y de los costes laborales. Si España hubiera tenido su propia moneda, podría haberla apreciado durante el boom inmobiliario y depreciado cuando se terminó. ¿Quién es el responsable de todo esto? En un sentido, nadie. En otro, la élite política europea, que apostó fuerte por la moneda común, rechazando las advertencias de que esto podría ocurrir”.

MÁRKETING ESTRATÉGICO

CONCEPTO DE MÁRKETING ESTRATÉGICO

Una de las características más útiles e importantes del márketing consiste en poder planificar, con bastante garantía de éxito, el futuro de nuestra empresa, basándonos para ello en las respuestas que ofrezcamos a las demandas del mercado, ya hemos dicho que el entorno en el que nos posicionamos cambia y evoluciona constantemente, el éxito de nuestra empresa dependerá, en gran parte, de nuestra capacidad de adaptación y de anticipación a estos cambios.

Debemos ser capaces de comprender en qué medida y de qué forma los cambios futuros que experimentará nuestro entorno afectarán a nuestra empresa y de establecer las estrategias más adecuadas para aprovecharlos al máximo en nuestro beneficio.

Para ello la empresa debe establecer unos objetivos, partiendo de la formulación de qué es la propia empresa, cuál es su mercado-producto y quiénes son sus clientes. La empresa nunca debe permanecer de espaldas al mercado.

Éste es el punto de partida del márketing estratégico: la definición de la propia empresa y el negocio en el que está, el producto que vende o el servicio que presta, el mercado al que va dirigido con ese producto o servicio y a quién va dirigido.

El márketing estratégico nos sirve para que la empresa pueda aprovechar todas las oportunidades que le ofrece el entorno, superando las amenazas del mismo, haciendo frente a los retos constantes que se le presentan. Se le pide que tome decisiones en el presente pero teniendo en cuenta cómo pueden afectar nuestras acciones al futuro de la empresa, contemplando los cambios que se prevé que surjan en el entorno y aprovechando al máximo los recursos internos de los que dispone y que han de representar una ventaja competitiva clave con respecto a la competencia.

Así pues, el márketing estratégico es indispensable para que la empresa pueda, no sólo sobrevivir, sino posicionarse en un lugar destacado en el futuro. Pero la realidad creemos que nos indica lo contrario, ya que el sentido común parece no abundar en grandes dosis en el mundo de los negocios, por ello no nos debe extrañar que tan sólo el 25 por 100 de los planes estratégicos aportados por las empresas son los que se llevan a buen término.

Responder con éxito al interrogante, «¿disponemos de una estrategia de futuro?», parece ser que es difícil, ya que independientemente de que no todas las empresas se lo plantean, tiene el inconveniente de su puesta en práctica.

Por ello, una de las mayores preocupaciones de los estrategas corporativos es encontrar el camino más rápido y seguro hacia la creación de valor, entendido no sólo como un resultado que beneficie a los accionistas de la compañía, sino como algo capaz de satisfacer y fidelizar a los clientes, empleados y proveedores


DIFERENCIA ENTRE EL MÁRKETING OPERACIONAL Y MÁRKETING ESTRATÉGICO

El marketing operacional es una gestión voluntarista de conquista de mercados existentes. Es la clásica gestión comercial, centrada en la realización de un objetivo de cifra de ventas. Se trata de la visión del marketing más espectacular y más en contacto con el público consumidor, por lo tanto, la más visible, debido especialmente a la publicidad y a la promoción, pues ocupan un lugar preeminente.

La acción del márketing operativo se concretiza en objetivos de cuotas de mercado a alcanzar, y en presupuestos de márketing. para realizar dichos objetivos

El márketing Operacional es el brazo comercial de la empresa, sin el cual, el mejor plan estratégico no puede desembocar en unos resultados notables.

El marketing estratégico se apoya de partida en el análisis de las necesidades de los individuos y de las organizaciones. Desde el ángulo estratégico, lo que el consumidor busca no es el producto como tal, sino el servicio que el producto es susceptible de ofrecerle.

El objetivo del márketing Estratégico es seguir la evolución del mercado de referencia e identificar los diferentes productos-mercados y segmentos actuales o potenciales, y ello con el fin de orientar a la empresa hacia las oportunidades económicas atractivas para ella, es decir, adaptadas a sus recursos y su saber-hacer y que ofrecen un potencial atrayente de crecimiento y de rentabilidad


DETERMINANTES DEL MÁRKETING

Podríamos definir los determinantes del márketing como los factores externos que existen en el mercado y que pueden influir en los resultados prefijados. Su conocimiento y análisis es básico porque los condicionan en dos sentidos fundamentales:

• Puede afirmarse que para la consecución de los objetivos marcados, las acciones que se van a desarrollar y las técnicas que se emplearán deberán ser necesariamente distintas, en la medida que lo sean los determinantes que existan.

• Es incuestionable que las mismas técnicas nos darán resultados dispares en los diferentes mercados, en función de los determinantes existentes.

Esto explica el hecho de que técnicas que han probado su eficacia en un determinado país, en circunstancias concretas por alguna empresa, ofrezcan, en ocasiones, resultados dispares, por muy iguales que se adopten y apliquen en otras naciones.

Al tratar de averiguar las posibles causas de los fracasos, cuando una técnica de probada eficacia no logra sus objetivos, encontraremos éstas en fallos de las personas que la han aplicado o en la variación de los determinantes que influyen en ese país, concretamente y a título de ejemplo el elemento cultural es un determinante clave.

Otra consecuencia práctica de lo dicho con anterioridad es el cuidado con el que debe efectuarse la utilización de técnicas foráneas, tanto si proceden de experiencias ajenas como si fueron aprendidas en textos que reflejen otras formas de márketing. El verbo «adaptar» con todo lo que significa, es mucho más apropiado en tales circunstancias, que el de «adoptar».

El número e importancia de los determinantes del márketing puede variar según criterios subjetivos del país y mercado. A continuación, se expone gráficamente una posible clasificación de estos elementos.

domingo, 7 de febrero de 2010

LA DESLOCALIZACIÓN

DESLOCALIZACIÓN


'Deslocalización' es el proceso por el que algunas empresas, generalmente multinacionales, trasladan sus centros de trabajo en países desarrollados a países con menores costes para ellos, generalmente del Tercer Mundo.


En contra de la deslocalización

La deslocalización es uno de los problemas causados por la globalización de la economía mundial.
Las causas de este proceso suelen ser la búsqueda de:
• Menor coste de la mano de obra.
• Legislaciones menos estrictas con la protección del medio ambiente, y la lucha contra la contaminación, inutilización de tierras, etc.
• Condiciones de trabajo más flexibles, que permitan menos seguridad en el trabajo, mayor jornada laboral, etc.
Entre las causas de la deslocalización no debemos buscar la falta de rentabilidad de las empresas, ya que la mayoría de ellas obtiene beneficios; su motivación es más bien aumentar sus beneficios a cualquier precio.
Las consecuencias de la deslocalización pueden ser:
• Aumento del paro en el país de origen.
• Creación de empleo de baja calidad en el país de destino.
• Contaminación y destrucción del medio ambiente, al carecer el país de destino de controles ambientales o de sensibilidad para evaluar los daños apropiadamente, lo que puede causar sequías, desertificación, etc.
• "Efecto dominó" en la competencia: para poder competir con la empresa deslocalizada, su competencia debe imitar sus métodos.
• Reducción de la calidad del producto final, al ser realizado por personal menos cualificado o en peores condiciones laborales.


A favor de la deslocalización

La deslocalización es una consecuencia natural de la libertad de movimiento de mercancías y capitales.
La única forma de luchar contra la deslocalización sería prohibir las importaciones que vengan de los países de destino de las empresas deslocalizadas. Pero esto acarrearía las siguientes consecuencias:
• Aumentarían los precios en el país que lo haga, ya que los bienes producidos por la empresa deslocalizada podían hasta ese momento venderse a un precio más bajo.
• Perjudicaría a algunas empresas nacionales, ya que todo el dinero gastado en importaciones debe ser compensado con exportaciones. Si se prohíben las importaciones, indirectamente se estrangulan también las exportaciones.
Tratar de luchar contra la deslocalización SIN prohibir las importaciones sólo llevaría a la quiebra de las empresas foráneas.
Es natural y moral que las empresas busquen el máximo beneficio dentro de la ley.
Que una empresa "tenga beneficios" en un país con altos costes laborales no quiere decir necesariamente que tenga los suficientes beneficios como para justificar el seguir operando en ese país. Si anualmente gana, digamos, un 1% del capital invertido, obviamente esa empresa no es una inversión juiciosa, y no podrá atraer a nuevos inversionistas, por muchos miles de millones de beneficios que pueda suponer ese 1%.
Además, una empresa racionalmente gestionada se preocupa también por sus beneficios futuros: Si la competencia consigue mejor competitivad marchándose al extranjero, esto presiona a la empresa no deslocalizada a deslocalizarse también. Si no lo hace así, es posible que ya no pueda colocar sus productos en el futuro.
Los salarios en los países destino de la deslocalización son bajos sólo en relación con los de los países origen. En el país destino los salarios han de ser más altos que los salarios locales, ya que la nueva empresa ha de atraer a nuevos empleados, que, no es superfluo recordarlo, no están obligados a trabajar en la nueva empresa deslocalizada.
Si en algún caso los productos creados por la filial deslocalizada fuesen de inferior calidad a los producidos anteriormente en el país origen, serán los consumidores finales del producto quienes deberán decidir si quieren seguir comprándolos o no.
Por último, gran parte de las empresas deslocalizadas ya son deslocalizaciones previas. ¿Cuál es entonces el argumento moral para protestar? La empresa que se deslocaliza de México a Bangladesh o de España a Polonia probablemente ya fue deslocalizada décadas atrás desde Estados Unidos o Alemania. ¿Por qué se deslocalizó entonces? Porque entonces las condiciones eran más favorables a la inversión en México o España, cuando la circunstancias cambian, el dinero se reinvierte en otro sitio, eso es todo. Si un grupo de empleados quieren evitarse la incertidumbre de que su empresa pueda desinvertir en sus puestos de trabajo y despedirlos, tienen una opción alternativa: Fundar una cooperativa, y entonces serán libres (mientras no incurran en pérdidas) de mantener su empresa cualesquiera que sean las nuevas circunstancias y por baja que sea su rentabilidad.












LOS MERCADOS Y SU DIFERENCIACIÓN

LOS MERCADOS OLIGOPOLÍSTICOS


Los mercados oliogopolísticos son aquellos en los que existe un número reducido de vendedores u oferentes, frente a una gran cantidad de compradores, de forma que los vendedores pueden ejercer algún tipo de control sobre el precio.

Una característica fundamental de este tipo de mercados es la interdependencia mutua entre los competidores, puesto que la acción de un competidor (por ej. Subida o bajada de precios) provoca inmediatamente la reacción de todos los competidores.

Este tipo de mercado es el que abunda en todas las partes del mundo, y el que desean y buscan con ahínco todos los productores, ya que les confiere cierta ventaja o aislamiento frente a la competencia.: es en esencia el desarrollo de una estrategia competitiva a largo plazo, es decir, el proceso de búsqueda de diferenciación

La aparición de un cártel es consecuencia de este tipo de situación. Un cartel es la agrupación de empresas que trata de limitar la acción de las fuerzas de la competencia para acordar los precios en común y/o alcanzar una maximización de los beneficios (OPEP).


HOMOGENEIDAD Y CARACTERIZACIÓN DE LOS PRODUCTOS

El mercado perfecto requiere concurrencia en cuanto a las personas que en él comercian, transparencia de información, libertad absoluta y homogeneidad de los productos. Esta homogeneidad, en sentido teórico exige la completa indiferenciación del producto en el sentido de que ha de ser totalmente confundible e idéntico entre sí, sea cual fuere su procedencia de fabricación.

Los productos han de ser del todo similares para poder formar juntos un mercado perfecto. Cualquier tipo de diferenciación que existiese en los productos descompondría el mercado general en tantos submercados como productos peculiares existiesen.

El márketing se justifica asimismo, precisamente por su intento de eliminar la homogeneidad del producto. En efecto, el marketing pretende diferenciar los bienes a los ojos del consumidor hasta convencerle de que sólo el producto de aquella empresa, o de tal marca, o de tal origen, es el que realmente satisface su necesidad del bien.

Para analizar mercados de productos verdaderamente homogéneos hemos de acudir a bienes primarios como, por ejemplo, el de las hortalizas, que en sus mercados elementales son consideradas idénticas sea cual fuere el agricultor que las hubiere cultivado; o el mercado bursátil, en el que las mercancías que se intercambian (títulos valores) actúan como productos verdaderamente homogéneos entre sí, indiferenciados por completo.


CAUSAS DE LA DIFERENCIACIÓN DE LOS PRODUCTOS

No todos los productos de la misma clase son iguales. La diferenciación es, por tanto, una estrategia de marketing que trata de resaltar las características del producto, sustanciales o simplemente accesorias, que pueden contribuir a que sea percibido como único. Esto se hace con el fin de crear una situación de monopolio en el mercado (se pretende presentar el producto como distinto y dejar claro que no hay otro igual, de tal manera que si el consumidor desea un producto con esas características tiene que comprar precisamente el único que las tiene.
Cuando un producto se convierte en básico y no presenta apenas diferenciación con otros que proporcionan beneficios similares (frigoríficos, etc) suele utilizarse el término inglés commodity para referirse a ellos.
Se puede diferenciar mediante la marca, el envase, la publicidad, distribución, servicios añadidos, así como la forma de entender y aplicar el marketing (poniendo mayor énfasis en la calidad, innovando, etc)
Si bien la diferenciación es positiva, porque genera ventajas frente a la competencia, puede presentar riesgos. Cuanto más amplía el mercado el vendedor, enseñando y ayudando a los clientes, más fácilmente puede perderlos, porque estas acciones pueden ser imitadas por la competencia.
La diferenciación da lugar a una distinta percepción del producto.
La percepción del producto pueden determinarse mediante técnicas de posicionamiento.
Diferenciación y segmentación
No deben confundirse. La diferenciación se refiere a la estrategia de separar o distinguir la oferta de la propia empresa de las otras que compiten en el mercado. La segmentación, en cambio, se refiere a la subdivisión de los clientes reales y potenciales de la empresa en grupos homogéneos.

Una forma de diferenciar es la calidad el producto. Puede distinguirse entre calidad objetiva (tiene una naturaleza técnica, es medible y verificable) y calidad percibida (es subjetiva, es una evaluación del consumidor). Para el marketing, la que importa es la segunda.
Suele decirse que existe una relación calidad-precio. Esta relación es de doble sentido, es decir, la calidad del producto influye en la formación de expectativas acerca del precio del mismo, pero, a su vez, el precio utilizado como un indicador en la formación de la percepción de la calidad del producto.
Una mejora en la calidad puede modificar la elasticidad de la demanda, y el consumidor estará dispuesto a pagar un precio mayor. De modo inverso, el precio puede ser interpretado por el consumidor como un indicador de la calidad del producto (nunca relación precio-calidad). Este uso depende de la disponibilidad de otros indicadores de la calidad, de la diversidad de precios, del grado de conocimiento del precio por el consumidor, etc.
Con el fin de asegurar estándares de calidad uniformes entre la UE, se ha creado la Oficina Internacional de Normalización (ISO).

La marca es el modo principal de identificar un producto y diferenciarlo formalmente de los demás.
Según la Asociación Americana de Marketing es: “un nombre, término, símbolo o diseño o una combinación de ellos que trata de identificar los bienes o servicios de un vendedor o grupo de vendedores y diferenciarlos de los competidores”.

El nombre es lo que se pronuncia, la denominación de un producto específico de una empresa.

El logotipo es el grafismo empleado para distinguir una marca, un producto, una empresa o cualquier organización . Puede incluir únicamente el nombre de la marca o empresa, con una tipografía específica, pero en general es un diseño que combina nombre con otros elementos como símbolos o emblemas, con un grafismo concreto y unos colores identificativos, para recordar esa marca o empresa con mayor facilidad.

Además la marca es un elemento de protección legal (registrándola evitamos que se aprovechen de nuestro prestigio) y un instrumento de apoyo a la estrategia comercial (una imagen favorable da prestigio y ventaja competitiva). En ocasiones la diferenciación de marca es tan grande que se usa la marca para hablar de un producto en general

El nombre de una marca es de gran importancia, ya que contribuye de forma positiva o negativa a la aceptación y venta del producto: debe tener un sonido agradable, no ha de tener doble significados que puedan ser peyorativos. Además debe ser fácil de reconocer, recordar y pronunciar. Últimamente muchas nuevas marcas empiezan por “a” porque así en cualquier guía lo vemos antes.

En general, la diferenciación del producto normalmente se debe a cuatro tipos de causas:

- De índole real, es decir, de la propia naturaleza de los bienes. Los mismos bienes tienen en sí cualidades que les diferencian, por ej. El mercado de vinos: su variedad hace que el mercado se descomponga en una gran variedad de mercados parciales.

- De carácter espacial, por el que se diferencian los productos no por su naturaleza, sino por el lugar donde está situada la mercancía.

- De índole temporal, porque el consumidor apreciará de distinto modo un producto según se encuentre ya a su libre disposición o por el contrario, haya de esperar un cierto plazo para poder poseerlo. El producto se considera distinto al variar el momento de su disponibilidad.

- De tipo personal, la causa más importante desde el punto de vista de marketing, porque convierte en productos diferentes, todos aquellos que por impresión personal de los sujetos son juzgados y valorados con distinta apreciación. (actor subjetivo).


LOS MERCADOS DE CLIENTELAS

El enorme interés que presentan para la vida comercial moderna los fenómenos que origina la “causa personal”, que se ha considerado en el último lugar del epígrafe anterior, se demuestra con la actual vigencia de los llamados mercados de clientelas.


Se conoce con este nombre la realidad de los mercados constituidos por submercados de cientelas, que forman los círculos o segmentos de demandantes para los cuales no es indiferente el producto de su marca predilecta respecto a los de las demás.


Cada marca, cada producto diferenciado, cada mercancía que se ha conseguido personalizar, tiene su clientela propia, cuyo comportamiento se caracteriza por que no está dispuesto a sustituir sus productos preferidos por otros, mientras no exista una razón suficiente para abandonarlos. Este fenómeno recibe el nombre de “lealtad a la marca” o “lealtad al producto” y su existencia tiene unos efectos importantísimos en el mercado.

La lealtad a la marca, permite en cierto modo ejercer un determinado grado de monopolio sobre la clientela. Los clientes de una marca seguirán comprándola aunque suban los precios de sus productos, porque son los que prefieren, y optan por pagar precios superiores incluso a los precios medios del mercado, por el hecho de la satisfacción que les proporciona el consumo de la marca deseada. Cuanto mayor sea el grado de lealtad de la clientela, mayor es también el grado de monopolio de la empresa titular de la marca y mayores elevaciones de precios resistirán, por tanto, los demandantes sin abandonar el consumo de la citada marca.

En los mercados de gran consumo se persigue conseguir:
1. aumentar el grado de lealtad de nuestra clientela,
2. junto con el desarrollo de la propia marca
3.y a hacer más frecuente el consumo de nuestros productos, es el gran objetivo de las políticas de impulsión que emplea el marketing.

Todo lo que va en aumento del prestigio de la marca es muy positivo para el producto porque eleva la lealtad de sus clientes consumidores que es, en realidad, el gran tesoro que una empresa puede tener en un mercado moderno.

El valor de marca es el valor añadido que ésta proporciona al producto, tal como lo percibe el consumidor. Quedará establecido en la medida en que pueda conocerse y medirse cuál es el tipo y grado de satisfacción que provoca en los consumidores y cómo ésta afecta a sus respuestas.

El valor de la marca puede considerarse como un conjunto de activos y pasivos vinculados a la misma, que incorporan o disminuyen el valor. Estos son:
• Lealtad de marca
• Reconocimiento del nombre
• Calidad percibida
• Asociaciones de la marca
• Otros activos en propiedad de la marca (patentes...)
Efectos de los activos sobre los compradores:
• Facilitan la interpretación de la información sobre productos y marcas.
• Proporcionan seguridad en el proceso de decisión de compra
• Proporcionan satisfacción por el uso
Efectos de los activos sobre las empresas:
o Mejoran la eficiencia y efectividad de los programas de marketing
o Proporcionan márgenes más altos al permitir precios superiores y reducir la dependencia en las promociones
o Fortalece la lealtad de marca
o Proporciona una plataforma para crecer por medio de extensiones de marca
o En el canal distribución, en él hay menos incertidumbre
o Supone una ventaja competitiva ( en ocasiones)
Para determinar el valor de la marca se han propuesto los siguientes métodos:

 Impacto del nombre sobre las preferencias del comprador: a igualdad de precios, preferencia de compra.
 Valor de reemplazo de la marca: coste de establecimiento de una marca comparable.
 Valor de las acciones
 Valor de los ingresos futuros



EVOLUCIÓN DEL MERCADO REAL

El estudio de la demanda por parte de los responsables de marketing en la empresa se debe a la necesidad de seleccionar una oportunidad de realizar negocios en el mercado. Oportunidad que debe aprovechar la empresa si quiere adelantarse a la competencia.

Recordemos el mercado de relojes. Sus fabricantes tradicionales ignoraron esta nueva tendencia de la demanda, sin percatarse de su importancia. En cambio esta nueva situación fue aprovechada por fabricantes de calculadoras y ordenadores como Texas Instruments y Casio, entre otros, para lanzar al mercado relojes digitales mucho más económicos, desplazando por completo a importantes firmas relojeras, como por ej. Bulova, que no supieron valorar las nuevas expectativas del mercado.

Para mantener el éxito de la empresa hay que analizar constantemente nuestra demanda actual y potencial y tomar plena conciencia de la estructura del mercado reinante en nuestro producto. Se debe conocer el grado de concentración del mercado, los diferentes productos de la competencia, los posibles nuevos vendedores, etc.

Dentro de las específicas características que presenta cada mercado en particular, podemos generalizar una serie de tendencias del mercado actual, desde un enfoque vital para el marketing.

1. Una primera característica sería la pérdida de importancia del factor precio. La estructura mayoritaria de los mercados actuales es la que hemos denominado de “clientela” o de competencia monopolística. Es decir, mercados en los que, aún pudiendo influir en el precio de nuestro producto de forma clara, la competencia esta tan arraigada que no podemos, ni siquiera con sustanciosas diferencias de precios, decantar hacia nosotros parte de su demanda.
Hay que aclarar que la política de precios sigue siendo muy importante, pero de una manera más solapada. No alterando el precio visible de nuestro producto en el mercado sino concediendo numerosos descuentos, cupones, rapeles, bonificaciones: es como se utiliza la actual política de precios.

2. El mercado ha cambiado desde el que cubría necesidades básicas (alimentación, vestido, vivienda) a otro consumo más superficial. Basta resaltar el auge de aquellos servicios que promocionan el desarrollo físico, intelectual, cultural y moral de la persona para demostrar este cambio.

3. La importancia de una buena imagen social de nuestro producto en el mercado es actualmente un importante factor, en una sociedad cada día más concienciada acerca de los problemas comunes como la contaminación, los problemas ecológicos, los alimentos transgénicos, ...

4. Asimismo se destaca la necesidad de crear ventajas diferenciales entre nuestros productos y los de la competencia. Para ello es preciso una innovación constante en todas las facetas y factores de marketing. Pero la innovación no es la única estrategia de crecimiento competitivo de la empresa; la imitación es otra opción muy generalizada. Innovar no es tan importante como adoptar rápidamente tal o cual mejora descubierta por otros.

Hay que hacer especial mención a la diferencia que existe entre innovar y revolucionar. La Innovación se basa en la introducción de algún tipo de mejora o cambio en los productos. La revolución es la invención, es decir, la obtención de productos nuevos.