sábado, 13 de febrero de 2010

PAUL KRUGMAN

“La mayoría de las informaciones sobre los problemas de la eurozona se han referido a Grecia, lo que es comprensible: Grecia está más contra la pared que ningún otro país. Pero la economía griega es también muy pequeña; en términos económicos el corazón de la crisis está en España, cuya economía es mucho más grande. Y, como he intentado puntualizar en varias ocasiones, los problemas de España no son, como hemos leído, el resultado de la irresponsabilidad fiscal, sino que reflejan los ‘shocks asimétricos’ en la eurozona”.

“La historia comienza con la burbuja inmobiliaria española. Como en muchos otros países, incluido Estados Unidos, los precios en España se dispararon después de 2002, lo que provocó masivos ingresos de capital que produjeron un aumento de la demanda de bienes y servicios, lo que indujo un aumento sustancial de la inflación. Cuando la burbuja explotó, dejó a España con una muy reducida demanda interna y una muy baja competitividad por el crecimiento de los precios y de los costes laborales. Si España hubiera tenido su propia moneda, podría haberla apreciado durante el boom inmobiliario y depreciado cuando se terminó. ¿Quién es el responsable de todo esto? En un sentido, nadie. En otro, la élite política europea, que apostó fuerte por la moneda común, rechazando las advertencias de que esto podría ocurrir”.

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