miércoles, 16 de marzo de 2011

¿A quién gobiernan los gobernantes?

Reconozco que es muy difícil para un gobernante compatibilizar la exigencia de informar a los ciudadanos sobre cualquier cuestión -por circunstancial que sea- que les preocupe, con el principio de prudencia. Si a este equilibrio informativo le sumamos el principio moral que todo buen ciudadano debe seguir y máxime si se trata de un político o alguien con influencia mediática: no mentir (más sutilmente diría ser objetivo), nos encontramos no con una exigencia, sino con un valor, algo a lo que hay que aspirar, o suspirar (según se mire), en la clase política. Mires por donde mires, con mayor o menor sutileza aparece ese concepto japonés de tratar la información por parte de la población japonesa "el tatemae", (pensamientos que se expresan en público y que no deben ofender a los demás). Existe un "tatamae versión española" que lo describiría como "me importa un pimiento que ofenda a alguien lo que digo, porque yo solo digo la verdad". Esta frase puede extenderse a todos los ámbitos de la vida española, pero es patético que nuestra clase política la utilice como quién pide un pañuelo para quitarse las mucosidades de sus fosas nasales delante de un pato de lentejas y lo perciba como algo completamente natural y humano.
Lo peor es que nos estamos acostumbrando a estas conductas hasta tal punto que, en el caso de caer el moco en nuestro propio plato de lentejas, porque el susodicho mocoso no puede taparse toda la nariz, lo enfocamos como una consecuencia colateral e invitable del señor al que se le caen los mocos, y nada se puede hacer.
¿Y qué decir cuando una de sus ventosidades llega a nuestros receptores sensoriales encargados de identificar los diferentes olores?. Lo seguimos enfocando como algo natural, espontáneo, incluso "humano".
Lo triste es que adoptamos la misma actitud ante las continuas muestras de caciquismo, amiguismo, favoritismo, ... a que nos tienen sometidos nuestros queridísimos políticos. Lo enfocamos como algo natural, humano. Como en el futbol "la política es así".
¿Ya está?, ¿no hay nada que hacer?, ¿tenemos que seguir comiendo sus mocos y oliendo sus ventosidades?. Me niego. Yo prefiero pan con tomate
¡ Voto nulo¡

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